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"Nada podemos esperar sino de nosotros mismos"   SURda

www.surda.se

 

 

15-11-2014

 

 

Facultad de Pseudociencias Políticas

 

SURda

Opinión

Fernando Moyano

 

 

La ciencia existe desde hace tiempo, y los errores en la actividad científica vienen con la ciencia misma. No son ninguna novedad.

Es algo perfectamente normal y conocido que el trabajo científico contenga errores, y que esos errores sean motivo de revisión y nuevos trabajos científicos tendientes a rectificarlos. Los errores en el curso de la ciencia han sido un campo fértil para el desarrollo del conocimiento humano, en algunos casos han dado pie a teorías científicas nuevas y revolucionarias. La base para ello siempre ha sido la discusión abierta.

Antes que nada voy a hablar de mi propio error, y a qué lo atribuyo. Yo también supuse una votación del FA que resultó subestimada en más de dos puntos porcentuales.

Mi error partió de suponer que la baja de la militancia frenteamplista, que es un fenómenos largamente conocido, se reflejaría en la baja de la votación. La forma de evitar que eso ocurriese sería suplir parcialmente ese motor por otro; y efectivamente había otro pero no lo tuve en cuenta: el carácter de nuevo partido-estado (o “batllismo siglo XXI”) del Frente Amplio, y la ventaja de caballo del comisario que eso implica. No lo tuve en cuenta a pesar que yo mismo vengo teorizando al respecto desde hace tiempo. Creí que ese nuevo rol del FA encontraría   rápidamente sus límites y contradicciones internas y empezaría a desgastarse. Eso no resultó cierto.

Y mi error se vio reforzado porque le creí a las encuestas, creí que lo que mostraban las encuestas confirmaban mi visión de las cosas, una visión equivocada.

Los errores de las empresas encuestadoras en las previsiones de los resultados electorales del 26 de octubre podrían haber sido motivo para una discusión fecunda sobre las metodologías usadas y tas teorías en las que se sustentan. No es eso lo que estamos viendo.

Voy a tomar una intervención en  esta discusión, una entrevista a los doctores   Rosario   Queirolo y Rafael Piñeiro:

http://www.elpais.com.uy/economia-y-mercado/sobreestimacion-dato-falible-encuestas.html

Lo que me asombra es la ligereza con la que tratan este tema, como si no hubiese pasado nada.

“  Las consultoras que todos conocemos y que operan hace mucho tiempo en el mercado son profesionales, hacen bien su trabajo y han servido por muchos años a generar información de calidad para tomar decisiones políticas y también decisiones económicas. Eso es inobjetable”.

Pero precisamente eso es lo que está en discusión y aquí simplemente lo toman por evangelio. Si hacen tan bien su trabajo, ¿cómo es que resultó un trabajo mal hecho?

Las enmiendas son peores que el soneto. Veamos como pretenden explicar lo que pasó.

·... esos instrumentos tienen un margen de incertidumbre...; Se debe ser más explícito e incorporar en el análisis los márgenes de incertidumbre.   El dato que se divulga tiene un intervalo de confianza, dentro del cual no podemos decir que el número es uno determinado. Y eso, cuando pequeñas variaciones hacen cambios drásticos, es muy complicado...”.

Esto es patear la pelota al espacio sideral. Uno de esos casos de explicación que no explica nada.

Si el error fuese debido a un problema de imprecisión de la técnica de medición lo que veríamos es una dispersión de las distintas estimaciones que quedarían por arriba y por abajo del resultado real. Eso no es lo que vemos. Lo ocurrido es que todas las encuestas se desviaron para el mismo lado, todas subestimaron la votación del FA y todas sobrestimaron la del PC en desviaciones en el borde del error de muestreo admitido, o más incluso.

Pero la cosa es peor porque en las previsiones sobre los otros partidos, todos menos el FA el PC, allí sí vemos esa dispersión esperable en este tipo de mediciones, y además tienen una precisión mucho más ajustada. ¿Por qué esa incertidumbre propia del instrumento tiene una “filiación partidaria”, se equivoca o no se equivoca según el partido?

Otra explicación que se ha usado es especular con las decisiones de último momento, ya que las encuestas siempre tienen un tiempo de retraso respecto de una realidad que va evolucionando. O sea, se intenta explicar el error suponiendo que los indecisos al momento de la última encuesta terminaron haciendo algo distinto a lo que se supuso en la proyección hecha.

Pero esto ignora un hecho fundamental. No solo hubo encuestas previas, hubo también encuestas en boca de urnas hechas el mismo día de la votación en la que ya no hay indecisos. Y luego de eso hubo previsiones en base a los primeros datos de escrutinio real en una muestra de circuitos previamente seleccionados a efectos de hacer una proyección con criterios ya definidos.

Si el error de las encuestas previas se debiese a un comportamiento imprevisto en las definiciones de último momento, eso no podría incidir en las previsiones del domingo a las 20:30. Sin embargo esas previsiones muestran los mismos errores que las encuestas previas. Ese error nos conduce a la causa del error, que no puede ser tampoco la incidencia de los decididos de último momento.

Aquí, estos politólogos mencionan algunos modelos teóricos interpretativos y la diferencia entre lo esperado y lo medido en el terreno.

“  ... los modelos tradicionales para explicar el comportamiento electoral beneficiaban claramente al Frente Amplio. Sin embargo, la confianza en el trabajo de las encuestadoras llevó a los analistas a explicar lo que creían que estaba pasando y no lo que les indicaba el   comportamiento teórico  y la historia reciente... en la actualidad la gente está percibiendo alguna mejoría... tanto los indicadores objetivos (los indicadores) como los subjetivos (las opiniones de las personas) son coincidentes en su signo positivo... Si las cosas están bien, el elector tiende a premiar al gobernante con su voto y si están mal, lo castiga y vota a la oposición”. Y también “... entran a pesar otras cosas, es más expresión que inversión. Aparecen las afinidades, las identificaciones partidarias, lo afectivo”.   (Subrayado por nosotros).  

Y sin embargo...

“  ... nos acostumbramos durante mucho tiempo a que las encuestadoras resultaran muy eficaces para estimar, y por ello nuestro comportamiento tendía a dar por sentado que la estimación puntual que se presentaba era lo que iba a ocurrir... Estoy entre los que 'compró' esa información, a pesar que no se ajustaba a las presunciones teóricas que personalmente tenía respecto al escenario actual y a cómo evoluciona el sistema político uruguayo. Pero la di por buena porque le creo a las encuestadoras... Sobreestimamos la capacidad de las encuestas para darnos información”.

Pará un poquito.

CIENCIA ES MEDIR  . Empecemos por el principio de todo.

Aquí se está contraponiendo una interpretación teórica a una medida empírica del fenómeno en el terreno. Si los hechos no se ajustan a tu modelo teórico que vas a hacer, ¿cambiar los hechos?

Conocemos esos hechos a través de medidas que tomamos, y las medidas, como todas las cosas que hacemos, son falibles. Para que la medida sea confiable no se trata que sea consistente con el modelo interpretativo, se trata que sea consistente con los hechos. Cuando tengas eso, entonces sí ponete a construir un modelo interpretativo que se ajuste a los hechos. Y si el procedimiento de medida necesita hipótesis teóricas, no pongas allí las hipótesis de tu modelo teórico no verificado porque eso es una tautología.

El modelo teórico de estos politólogos incluye varias cosas, extrapolación de teorías de comportamiento económico, valoración de la situación del país, de la historia reciente, teorías sobre la identificación afectiva de colectividades políticas, etc. Pero todo esto es otra historia totalmente diferente.

¿Cuál es acá el problema en cuestión?

Tenemos que medir dos masas diferentes, que aparecen mezcladas y tenemos que discriminarlas cuantitativamente. Para eso tomamos medidas, y además nos basamos en las propiedades conocidas de esos dos tipos de material. Pero ocurre que las propiedades de esos dos materiales, a su vez, vienen cambiando en el tiempo en forma cualitativa. Una de las propiedades que diferencian los materiales es que al ser medidos por nuestro instrumento, arrojan errores relativos diferentes. Nuestra medida es más precisa en un caso que en el otro. Pero esa propiedad a su vez, que es cualitativa, viene cambiando, y por lo tanto el error relativo de la medida también.

“  También podemos suponer un cambio entre los individuos que no responden”   (a las encuestas).

Al fin nos dicen algo. Ese es el problema con que se encontraron los encuestadores, pero más bien se trata de que lo ignoraron, supusieron que ese comportamiento era estable. Supusieron comportamientos muy diferenciados entre los frenteamplistas y los colorados ante la encuesta, y ajustaron los resultados en base a esa hipótesis.

Si hay algo que resulta indignante es que digan que se trata de algo “muy complicado” y por lo tanto lo reservan como un tema para gurús. Como si ellos acá fuesen los inteligentes. 

La ciencia, la ciencia verdadera, se enfrenta todos los días a problemas de este tipo, y los resuelve.

Las empresas encuestadoras deberían haber verificado primero el grado de estabilidad del comportamiento político de las personas en el que se iban a basar, a través de una investigación independiente. Deberían haber hecho un análisis cualitativo antes del cuantitativo. Y esa investigación previa de las propiedades del material hay que hacerla sobre una muestra con dimensiones conocidas. Es tan elemental-Watson como eso.

Ahora bien, si no lo saben hacer, es otro tema. Si embargo hay otra cosa más aberrante todavía. Que vengan dos doctores en “ciencia política” a decirnos que el problema es que se dejaron influir por las mediciones empíricas en vez de seguir confiando ciegamente en su modelo teórico.

Vaya ciencia. Lo que compraron es anecdótico. Lo que nos quieren vender es lo que asombra.

 

 
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